viernes, 29 de abril de 2011

"Modelos del espanto."


Esa frase aparecía en un poema de Bolaño. La recordé, a causa de caminos poco estéticos incluso para antiestéticos. Una vez escribí sobre el "palacio de la luna", una frase que decía algo como.. "y hacer de tu vida una obra de arte". En su momento me hizo mucho sentido el hecho de pensar en construir mi vida; luego de haber mirado para atrás y haberme dado cuenta que casi todo lo que había en ella lo había construido alguien más. Pensar en que el camino fuese siempre volver a apoderarme de mi vida en todos sus aspectos, protegerla de que otros se apoderaran de ella en cualquier sentido, o incluso olvidar que alguna vez existió esa castración, sigue siendo uno de los pocos lugares fijos en mi mapa. Ahora es impensable desarraigar eso de mi o de mi idea de un "otro", quizás aquellos que no reconocen la autonomía que cada persona tiene sobre sí mism@, es por qué aún no a podido encontrar el poder que tienen sobre su propia vida.

Pero hay algo, con lo que ya no estoy de acuerdo; creo, y quiero estar segura, de que tenemos todo el potencial para hacer con nuestra vida lo que queramos, todo el mundo y al mismo tiempo, sin postergar la felicidad de algunos para paraísos mentirosos.

No podría decir nunca cual es lugar al que tendríamos que apelar para que todos pudieran mirar cuanto nos hemos cercenado gratuitamente, no sé del todo que lugar tomar ante tanto dolor. Pero, apuesto a que poco se parece a la frase, "y hacer de tu vida una obra de arte", la opción de "palco" acá no existe, no hay espectadores, al menos no vivos, y menos aún se puede pretender ser espectador de la vida propia.

Creo que es una forma entre tantas de negar el caos, que está ahí pegado al azar y a nuestra sensibilidad, a todo eso que no podemos controlar. La única manera que existiría para que pudiésemos convertir la vida en "una obra de arte", sería mintiendo, negando nuestros monstruos, los caminos improvisados, los momentos antiestéticos, vacíos y mugrientos, las obsesiones, el dolor, todo eso que revienta nuestro caótico corazón, y que explota en contradicciones. Creo que a nuestra vida al igual que al mundo, no podemos intentar ponerle márgenes que la contengan.