jueves, 27 de octubre de 2011

nuestra sumisión es su alegría.


vivo en el centro de una capital, aveces miro la ciudad como una selva, esquivo autos, esquivo policías, aun que sea solo para no tener que ver sus pistolas colgando del bolsillo, asustandome a ratos, pensando en que pronto tendré que escarbar la basura para poder comer algo, peliando con las viejas que les gritan a los niños, peliando con los niños aburridos que se divierten tirandole el pelo a la gente, buscando un lugar en el que te vendan agua por dos pesos, buscando dos pesos. En otros momentos e salido a caminar de noche, y veo la ciudad vacía, el subte vacío, y no veo ahí nada de todas esas personas que transitan todos los dias, de esas caras que se repiten, esa gente que conoce ya todas las grietas de la calle y la calle que desconoce a todo el mundo, las caras que recuerdo se me van a olvidar.

Ayer iva en el subte escuchando a los flamming lips, el subte estaba lleno como todos los días a esa hora, se abrieron las puertas y no izo falta que decidiera subirme por que todos subimos en masa, adentro estabamos dolorosamente apretados, todos sintiendo la respiración de alguien en el cuello y en la cara, tocando incomodamente a alguien, algunos hacían chistes pero solo aumentaba lo patético de la situación. Yo mientras tanto escuchando canciones bonitas, que no se parecian en nada a ese momento, miraba a la gente a las señoras maquilladas y arregladas, a los hombres de corbata y relojes que quieren ser caros, especialmente para la ocación, todos ahi, humillados, tratando de verse apesar de todo bien, tratando de concervar vestigios de la elegancia que aspiran tener. Todos miraban al suelo esperando no reconocer a nadie, algunos nos mirabamos a los ojos y cambiabamos la mirada incomoda, entonces nos volviamos a encontrar con la mirada de otra persona y volviamos fijar la vista sin querer en otro rostro, en algún momento no quedaba otra que mirar el piso o el techo.

En una estación mire por el vidrio de la puerta del otro lado, había uno de esos televisores que cuelgan que ponen como para que unx no se aburra. Pensé en las tragedias que siempre abundan en la tv, tragedias reales al lado de tragedias falsas, mire lo trágico de la escena a mi alrededor y pensé que al lado de la tv, esto no parecía nada, al lado de 2012, de titanic o de cualquier película de guerra, esto parecía estar bien y tranquilo, casi algo digno de agradecer a nuestra suerte.

Pensé que la tele era como una ventana que rellena todo ese movimiento que nos falta, aveces una especie de caos falso que parece llenar ese vacío de emoción, de incertidumbre y de desorden, aunque enrrealidad no haya ahí nada incierto.

mientras tanto yo y toda esa gente seguíamos adentro del subte como si fuéramos un juego de tetris, adentro todo seguía igual, como si todos siguieran aceptando el castigo, el mismo que cercenó la sinceridad, nuestro primer caos. Luego se quedó ahí acostumbrado a dormir en un cajón, lejos de nuestra voluntad, de nuestros actos reflejos, y sin esa espontaneidad todo parece más dócil, no es necesario pensar si hace falta poner la otra mejilla, ya esta ahi, como quién se acostumbró al maltrato y agradece que al menos aveces pueda seguir siendo un ser humano.

yo tampoco dije nada... creo que mi corazón también esta contaminado, nuestro amor está contaminado. Sentarme a escribir es por ahora mi manera.